La creatividad en la Era Digital
- Carmen Abril Martín
- 4 nov 2022
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 5 nov 2022
*Haciendo una pausa para ver los primeros dos segundos de 30 stories antes de empezar la creación de este comentario sobre cómo afecta la era digital al proceso creativo*
Más que creativa, creo ser gestora cultural. Gestiono la creatividad de otros y mi función es precisamente que esta se perciba en un contexto lo más favorable posible para su absorción.
Crear hype, insistir y bombardear cuando algo merece la pena, tratar de conseguir más difusión a través de figuras influyentes...en el caso de mi revista, a veces, suplicar. Incluso amenazar. “Oye en serio, esto tenéis que verlo, literalmente son 5 minutos de vuestro tiempo de pantalla y estamos completamente seguras de que no vais a invertirlos en nada mejor”.
Este tipo de comunicación, si bien no muy profesional, es muy llamativa y es precisamente eso lo hay que hacer con la gente en internet: llamarles. “¡Ey! ¡Oye, perdona! ¡Mira aquí! ¡Noooo, no des a la pantalla con el dedito, espera, tengo algo que ofrecerte! Espera” Dedito en la pantalla. Next. Lo chungo es que, en esta batalla contra la desidia que genera el atiborramiento informativo, combatimos con un handicap añadido: la publicidad. Profesionales de la captación de la atención que, en el mejor de los casos, ofrecen un producto visualmente más sugerente, más potente, más acabado y (sobre todo) de digestión más rápida. En el peor, en lugar de demasiado apetecible, la publicidad es mala, irritante, molesta y copiosa y sólo estimula el frenetismo con el que nuestro pretendido receptor pulsa la pantalla con el dedito. Buena o mala, la publicidad es una competencia dura, que lo llena todo aún más de ruido y desencadena el resultado fatal de nuestro intento por interpelar al usuario: Next.
Es precisamente como en Next, el famoso programa dosmilero, cuando un candidato se bajaba del autobús y nada más verle, sin dejarle pronunciar una sola palabra, el pretendido decía “next” (solía ocurrir cuando el candidato no era muy agraciado y el pretendido no tenía mucha delicadeza). Hoy en día, en Internet, el 90% de los candidatos que se bajan del autobús (el 90% de los elementos que aparecen en la pantalla) son despachados con un “Next” del pretendido receptor, sin que este les haya permitido siquiera articular palabra. El resultado es que hay que bajarse del bus haciendo malabares, como poco.
Al menos en Next el autobús se acababa. El pretendido sabía que tenía candidatos limitados y que por tanto, más le valía quedarse con uno. En la Era digital, los candidatos del autobús nunca se acaba, la puja por la atención del pretendido tiene forma de espiral infinita y -toca entrar aquí- es eminentemente visual. Aunque resulta una obviedad, es preciso reseñar este aspecto también: en la era digital, la imagen lo es todo.
Decía antes que yo no soy creativa, pero, de serlo, lo sería respecto a la escritura. Si he montado una revista (ahora vamos con eso) y no un colectivo artístico o una productora audiovisual es precisamente porque la narración escrita, las palabras, son mi vida y me parecen fundamentales. Pero en la Era digital, la imagen lo es todo. Es decir, que como revista estamos vendidas. Calculo que en torno a un 4% de nuestros seguidores lee realmente con la profundidad requerida los artículos. Quizá llegue hasta el 10% el porcentaje de personas que de vez en cuando clica en un artículo y le echa un vistazo por encima (lectura en diagonal, creo que se llama). Es posible que un 20 o un 25% se lea los post en instagram que resumen el contenido del artículo. Elresto, dedito en la pantalla. Yo misma (ojo) me sorprendo no clicando en links a artículos que me interesa de periódicos que sigo y que me gustan. La gente no lee. No leemos. No tenemos tiempo ni de mirar una imagen más de dos segundos, como para leer.
En parte por eso (aunque también porque es un mundo que siempre me ha apasionado, aunque no lo domine) la revista se concibió desde el principio como algo absolutamente estético, visual...más que apoyado en la imagen, integrado por ésta a partes iguales. Fotografía y diseño, vídeo, música...El nuestro es un mensaje reflexivo y reposado (que precisamente promueve la reflexión y el reposo), basado en la narración escrita, pero, qué demonios, el que no quiera leer, que no les: vais a recibir nuestro mensaje aunque sea en forma de taladro visual.
Ahora voy a cambiar el rumbo y el tono de mi discurso (un viraje brusco siempre ayuda a mantener la atención del lector, quien, llegados a este punto, estará ya sintiendo la alarma subconsciente del #muchotexto y había empezadoa fantasear con abandonar o atajar la lectura.)
Aunque la primera parte de este escrito se haya sumado a esa corriente que Umberto Eco llamaba “apocalíptic”a, desde La Perdiz Roja somos más pragmáticas y el fin del mundo sin duda nos pillará bailando. No se puede decir que seamos integradas, tampoco. Somos una revista que pretende cambiar la percepción que los jóvenes castellanos tienen de Castilla, nuestro alma mater es la voluntad de conseguir una modificación en el imaginario colectivo de una comunidad: nos revolvemos contra el panorama, queremos cambiar las cosas. Somos perfectamente conscientes de que es difícil (de que hay que bajarse del autobús haciendo malabares) y sentimos en nuestras propias carnes este atrofiamiento de la percepción de la información/cultura, PERO, también somos chicas agradecidas.
Yo jamás habría podido fundar una revista con 23 años, 0 euros y un par de amigas en un contexto analógico. Podría haberlo intentado, pero, sin fondos, la cosa se habría quedado en unas cuartillas panfletarias repartidas por ahí. Gracias al contexto digital he podido generar una entidad sólida, amplia, de calidad y con gran capacidad de proyección. He invertido lo mínimo (un dominio web e infinitas horas de trabajo) y el resultado es profesional, versátil, maleable y serio, a la vez que muy divertido. La Era Digital, Internet, tiene muchísimas cosas malas, pero es un potentísimo rayo democratizador. Se democratizan las posibilidades, se democratiza la diversión, se
democratiza el consumo, se democratiza la creación cultural. Que las dinámicas del libre mercado (véase, en este caso, una verdadera avalancha de oferta) consiga abrumarnos o no, absorbersnos o no, ya es otro asunto. Para muchos esta democratización no es buena; ha elevado los niveles de mediocridad, ha desprofesionalizado el sector, ha contribuido a que tendencias y culturas se fundan en una amalgama color panza de burro y moldeada por el mercado...yo creo que que pueden tener razón, pero así con todo es más justo y más bueno que el panorama anterior al rayo democratizador. Nadie dice que la democracia sea perfecta, solo que es más justa que las alternativas.
Pero salgo de un salto de este terreno pantanoso en el que empiezo a avanzar y vuelvo con la idea de partida del párrafo anterior: En un contexto análogico jamás habría podido fundar una revista sin más recursos que la determinación y las ganas. En un contexto analógico jamás habría podido llegar a conocer a todos los creadores, diseñadores y artistas con los que he ido tejiendo relación a lo largo de la andadura de este proyecto. A muchos de ellos sí he llegado a través de un ambiente analógico, es cierto, pero la gran mayoría me han llamado la atención a través de las redes sociales. Las redes tienen un carácter virtual sólo hasta que uno queda con la persona en cuestión. Después se desvirtualizan, y se convierten en redes sociales de verdad. Redes de personas. Estas redes no solo son útiles en la relación gestor-creadorcultural. Los propios creadores están más en contacto con el trabajo de otros
creadores que nunca. La inspiración a la que pueden asomarse a través de internet tendrá color panza de burro si intenta digerir toda la mismo tiempo, pero si uno es capaz de tomárselo con calma y mirar con cuidado (lo cual constituye el verdaderoreto de esta Era, ser capaces de calmarnos), el panorama de las redes es un deleite inspiracional sin precedentes y ultra enriquecedor.
Así pues y tratando de sublimar en una conclusión precisa todo mi estrafalario excurso: El peligro de la Era digital para la creación cultural tiene que ver con una cuestión de ritmo, de aceleracionismo, de ansia. Este clima frenético dificulta muchísimo la recepción de cualquier cosa que vayamos a crear. Sin embargo, y como decía Beck, es la libertad la que entraña el riesgo. Este peligro de la Era digital es el precio a pagar a cambio de la libertad creativa, las infinitas posibilidades, la red densa y rica de artistas y creadores a nuestra entera disposición haciendo cosas increíbles nunca vista antes. Por otro lado, no se trata de un intercambio voluntario. Son más bien lentejas. El panorama es este. Puesto que, lo queramos o no, estamos expuestos a estos nuevos riesgos y peligros de la Era digital, mejor será que aprovechemos la libertad y la riqueza que les es pareja.
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