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Puf

  • Foto del escritor: Carmen Abril Martín
    Carmen Abril Martín
  • 24 feb
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 6 jun

En clase de Estructura Social y Desigualdad (que era una optativa de Economía, la única que tenían en torno a estas cuestiones), y también a veces en Sociología si el grupo me gustaba, les ponía un ejercicio que parecía un poco tonto pero a mí me resultaba una pregunta bastante importante hablando de los temas de los que estábamos hablando... les preguntaba si creían en el "Progreso" de la Humanidad.

La mayoría contestaba que no.

Hay que decir que veníamos viendo datos que arrojaban un panorama desolador respecto a la desgiualdad global, pero es que muchos iban mas allá y hablaban de la Naturaleza del hombre y se ponían hobbesianos, que si siempre habrá desigualdades y opresiones porque el ser humano es avaricioso, tal.

Se comprende también porque vivimos un momento que se siente un poco preapocalíptico en cuanto a política global. Hace dos días, la persona más rica e influyente del planeta hizo el saludo nazi en prime time para todos los medios sin ningún miedo y...NO PASÓ NADA.

Se entiende también porque en parte, a veces, parece que es verdad. Que el mundo lo mueven la avaricia y la fuerza todavía y que de hecho vivimos en el sistema del ansia y la explotacion del prójimo (latecapitalism) y que todo mal. Porque todo mal.

Ojo, algunos respondían que sí. Que solo hay que ver el mundo de hace 200 o incluso 100 años y compararlo con el de ahora para ver que las cosas, quieras que no, están mejorando. El voto de la mujer, el fin de el racismo institucionalizado, la escolarizacion generalizada..."al menos, en el caso de algunos países". Ahí está la clave. El progreso, que es innegable, no está en absluto distribuido de manera justa entre los países y tampoco dentro de los países. Se han conseguido cosas que hace 100 años no se tenían -es legal ser gay (al menos en algunos países), las mujeres tienen derechos (al menos en algunos países) y se protege la infancia-, al menos en algunos países. No son ni la mitad de las que se deben conseguir aún y no se han conseguido en todas partes del mundo, lo cual es una lamentable derrota.

Yo creo que el Progreso sí existe, pero es absolutamente precario, frágil e imperfecto, y lo es precisamente porque es 100% artificial, creado por el hombre a base de comunicación, empatía, cooperación....es una filigrana difícil, en absoluto natural (como si lo es, en cambio, intentar pillarle el cacho de carne al de al lado); una complicada estructura arquitectónica invisible que llevamos intentado siglos levantar, pero que constantemente, y al ir cogiendo altura, se derrumba, se cae un poco, como una torre de arena que cada vez es más alta a pesar de todo, al menos en algunos flancos..

El caso es que la mayoría rechazaba tajante y rotundamente la idea de algo así como un Progreso de la Humanidad, el avance hacia una sociedad más o menos justa, todo eso. Esto me llamaba la atención y me preguntaba cómo vamos a mejorar el mundo si no creemos que sea posible hacerlo. Y después me daba cuenta de que en el fondo a mí me pasa un poco lo mismo en los últimos años. He dejado de creer en la Política, aunque cuando alguien me dice que si soy apolítica digo que no me insulten, que lo que estoy es renegada. Pero es así. He dejado de creer. Estoy renegada y profundamente triste. Estoy avergonzada por el panorama político, no sólo nacional, que desde luego, sino global. Ha quedado tristemente probado que la ONU y las organizaciones internacionales no son más que un organismo basado en ensoñaciones elevadas pero ilusorias, provinientes de la superación de las peores guerras conocida, tras las que por fin se comenzaba a proyectar una especie civismo universal que se suponía iba a durar para siempre.

En los últimos meses se ha visto que, pese a todo, pese a cualquier ogranización internacional encargada de la cooperación entre naciones, se puede reducir a cenizas una nación con todos sus habitantes dentro. En el mundo de las noticias en directo. Y no pasa nada. La comunidad internacional no tiene vinculancia, o no quiere desatar aún lo que parece que se viene, que es La mundial, como dicen las señoras.

En la política nacional las cosas no son tan indignantes y dolorosas, pero está siendo bien bochoroso. El casi algo que fue Podemos fue peor que que hubiéramos seguido con un triste y aburrido bipartidismo. "Lo peor que has hecho es ilusionar" como dice BBtrikz.

Los discursos de izquierdas van por libre, alcanzando, como siempre le pasa a los discursos de izquierdas, un nivel tan académico que resulta absurdo teniendo en cuenta las carencias de la situación actual. Hay que poner el sistema de tuberías antes de empezar a pintar. De hecho, esta hiper sofisticación del discurso de una parte de la izquierda ha generado una compensación (una reacción) que la derecha a canalizado encantada en forma de políticas simplísimas de patio de colegio que dan risa, pero que mucha gente simple (los tontos existen, y son igual de ciudadanos e igual de respetables que cualquiera) ha abrazado con gran alivio de entender por fin de las palabras de un político.

El éxito y la estabilidad del sistema burocrático en el que nos hemos criado radica en que las personas sientan que no entienden nada y se dejen hacer. A pesar de los populismos simples y de los jugosos "discursos alfa", a pesar de las movilizaciones cibernéticas y las mil oportunidades que ofrecen las redes sociales, sigue siendo así, sigue funcionando. Sentimos -mis alumnos y yo con ellos- la política como una cosa muy alejada de nosotros, como una ecuación aparte que no alcanzamos a entender en profundidad ni desde luego tenemos la capacidad de modificar. Algo que se nos escapa. Así que seguimos tirando de nuestra vida, dando vueltas la rueda, corriendo a todas partes... Pero el caso es que es verdad que se nos escapa. Se les escapa a los propios gobiernos, que son títeres de los mercados y la banca ¿Cómo no se nos va a escapar a nosotros? El juego político ilustrado que se diseñó durante las revoluciones liberales ya no sirve. ¿Sirvió en algún momento? Las revoluciones, que requieren unir fuerzas y pasar por alto las diferencias en aras de un bien mayor parecen ya casi imposibles. El individuo, más pequeño, más atomizado que nunca, sobrevive como puede. Es demasiado lo que hay que cambiar como para que sea asequible empezar con el cambio, como para que se pueda pensar si quiera dónde empezar. Sólo quiero disfrutar de mi vida todo lo que pueda y que me dejen en paz. Ser capaz de hacer más bien que mal en el mundo antes de morirme y ya está. Darme duchas de agua caliente, un viaje de vez en cuando, comer rico, dormir tranquila, bailar mientras me funcionen las rodillas, follar...aunque es verdad que saben amargas todas estas cosas sabiendo que no todo el mundo las tiene.

No sé. En gran parte entiendo a mis alumnos. Ya no creo en nada. Votar me parece de risa. En gran parte entiendo a mis alumnos: me da naúsea el ser humano y el sistema que parece codenado a crear y recrear, eterna y repetitivamente corrupto. Reniego. Reuncio. Qué asco. Decido concentrarme en mis pequeñas batallas y en tener una vida lo más placentera posibe, pero también pienso...que en el fondo sí que deberíamos hacer algo.

 
 
 

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